25/11/14

Surgimiento del antihéroe

Lazarillo se las ingenia para beber el vino de su amo

A mediados del siglo XVI se publica en España un librito pequeño: su nombre es Vida de Lazarillo de Tormes. Páginas maravillosas las de esta novela, primera impresa en el mundo. En ellas hay un sagaz, tierno, lento y matizado estudio de un doble proceso psicológico: en el alma del niño y en el alma del amo; es la primera vez que en la literatura el pobre, el miserable, el desamparado, no es objeto de risa y diversión, es la primera vez que en una novela encontramos un ejemplo de lo que podríamos llamar un carácter mixto o entreverado.

No hay héroe que sea tan enteramente héroe, ni truhán. No hay, en la vida real hombre que sea de un modo absoluto sublime o grotesco. Somos una mezcla. Y éste es el mayor descubrimiento de la novela española: el descubrimiento de la naturaleza del hombre, el descubrimiento del hombre.

Marco histórico de referencia:
En el mismo año del descubrimiento de América (1492) se había logrado la expulsión definitiva de los moros de la península Ibérica. Luego de varios años de confrontaciones internas entre el poder de la nobleza y Fernando e Isabel, casados en 1469, la unificación de España fue una realidad. Sin embargo, esta unidad solo se consolidó políticamente; en lo jurídico y administrativo no hubo centralización y Castilla, por muchos años, continuó siendo el reino con mayor dedicación por parte del gobierno real.
La ruina económica por las frecuentes empresas bélicas, la aparición de una clase social de nobles empobrecidos, los abusos de la Inquisición, el desengaño de las promesas "doradas" acerca del Nuevo Mundo, y un fuerte sentimiento católico son los rasgos fundamentales de un a época que -pese a las grandes dificultades- se expresa en las realizaciones literarias de mayor riqueza a lo largo de toda su historia.
En ese agitado mundo socio-cultural y económico, con la tendencia innata del pueblo español al realismo, y la la perspectiva crítica propia del Renacimiento, es comprensible la aparición de la primera  novela picaresca, el Lazarillo de Tormes, que narra, en un estilo autobiográfico, las andanzas de su personaje protagónico, un pícaro nacido en un ambiente pobre, dado en custodia por su madre a un ciego mendicante y que, a través de diversas ocupaciones, en manos de amos no siempre considerados, aprende formas maliciosas de conseguir casa y comida. Este personaje, muy lejos de perseguir los valores heroicos exaltados en las primeras expresiones literarias, viene a constituir el prototipo del antihéroe, tan frecuente en la producción literaria posterior y en el cine o la historieta televisiva. 

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