El término "Fantástico" llega al español a través del latín, que a su vez, lo toma del griego "fantastikos" que significa "relativo al sueño, la apariencia, la ilusión; aquello que se relaciona con la imagen de algo en el espíritu"
El término fantástico ha sido utilizado para englobar producciones literarias bien diversas, como las leyendas folclóricas, los relatos de terror, de fantasmas y de ciencia ficción, entre otros. Pero, ¿cómo definir con precisión lo fantástico?
Uno de los críticos que más ha reflexionado sobre este tema ha sido Tsvetán Todorov en su libro Introducción a la literatura fantástica, en el que clasifica los sucesos narrados en cualquier relato en dos grandes grupos: por un lado, los textos pueden dar cuenta de sucesos normales, es decir, regidos por las leyes físicas que gobiernan nuestro mundo cotidiano; y, por el otro, en cambio, pueden presentar sucesos anormales, que no se ajustan a dichas leyes. Por ejemplo, si un personaje tira una piedra y esta cae al suelo configuraría un suceso normal; pero si la piedra se pierde volando en la inmensidad del cielo, el hecho sería, claramente, anormal.
Si un relato presenta, exclusivamente, acontecimientos normales nos hallamos en presencia de una narración realista; pero si combina ambos tipos de hechos, sostiene Todorov, deberíamos prestar atención a la forma en que éstos son presentados. Así, se definen tres clases de relatos:
Para profundizar lee también "lo fantástico"
Maravillosos
Cuando
el hecho anormal no se puede explicar según las leyes del mundo real
conocido por nosotros, sino que obedece a otras reglas que son las de
un sistema diferente del nuestro, nos encontramos dentro del mundo de
lo maravilloso, al que pertenecen los cuentos de hadas, muchos
relatos folclóricos en los que intervienen criaturas como duendes,
gnomos, magos, brujas y hechiceros. Este universo no cuestiona
nuestra realidad, pertenece a otra esfera y tanto los lectores como
los personajes aceptan que, allí, las cosas funcionan de forma muy
diferente.
Extraños
Cuando
el fenómeno anormal recibe, al final del relato, una explicación
lógica y racional que lo normaliza, es decir que transforma eso
anormal en un suceso científicamente comprobable y que solo nos ha
parecido raro en virtud de un truco, ilusión o mentira, nos
encontramos en el territorio de lo extraño.
Fantásticos
Cuando
el hecho anormal no resulta explicable ni se lo puede ubicar en otro
mundo regido por otras leyes, estamos en presencia de lo fantástico.
El lector y los propios personajes dudan y así se constituye la
vacilación propia del relato fantástico. El acontecimiento se
presenta en este mundo -en ningún otro-, pero no puede ser explicado
racionalmente; es lo suficientemente ambiguo como para no permitir ni
una cosa ni otra y cuestionar así los conceptos de real e
imaginario, de lo lógico e irracional que podamos poseer. De esta
manera, lo fantástico vendría a ser esa franja de falta de certeza
-la incertidumbre- que nos cuestiona como seres racionales y
problematiza la realidad que nos rodea.
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