Los ideales de la Revolución Francesa influyeron en todas las esferas de la vida, transformando no solo las estructuras económicas, sociales y políticas sino también las manifestaciones culturales. En ese contexto, el romanticismo surgió sobre todo como una crítica de la Ilustración y para desterrar el supuesto de la supremacía de la racionalidad por sobre las cualidades humanas.
Los románticos pretendían recuperar los sentimientos y la emocionalidad perdidos y sumergirse en la luz de lo irracional y en la marejada de las pasiones y los misterios que no tienen explicación. Lo racional, que todo lo mide y transforma en ley, deja de lado la dimensión más misteriosa y oculta del hombre: sus miedos, sus sueños y deseos. Esta dimensión humana es, para estos escritores, lo que nos define como individuos y lo que merece ser expresado por el arte. Los petas románticos buscaban en su interior lo más original que poseían: su propio yo insatisfecho y necesitado de alcanzar lo inalcanzable, la esencia del alma y el espíritu del mundo cotidiano. Otra característica romántica fue la búsqueda del carácter local, de lo propio de cada pueblo, aquello que lo diferencia del resto y expresa su esencia. Frente al universalismo postulado por el Iluminismo, el romántico proclamo el nacionalismo y dio relevancia a las tradiciones, costumbres y artes populares.
El romanticismo español
El movimiento romántico se consolidó en España hacia 1830, debido a la convulsionada situación política sumada a la censura de prensa, la prohibición de libros y revistas extranjeras y la clausura de universidades. Los románticos resaltaron y revalorizaron la tradición medieval, redescubrieron el color local y nacionalismo y, a la vez, renovaron la versificación, el lenguaje y la temática poética.
Gustavo Adolfo Bécquer asumió plenamente el papel del poeta visionario que cree ciegamente en los sueños y sus fantasmas. A lo largo de sus noventa y cinco rimas, sus veintidós leyendas, sus prólogos y cartas, desarrolló temas tales como el amor, el dolor, la muerte, la esencia de lo poético, la existencia de un mundo sobrenatural y la persecución de ideales inasibles que sumergen al hombre en la depresión y la locura. La mujer ocupa un lugar central en sus textos, las idealizadas y las perversas, pero siempre incapaces de dar satisfacción completa al hombre. Otro tema importante es el amor, el sentimiento capaz de hacer total la experiencia de la vida, ya sea porque conduce a la felicidad eterna o a la tragedia. Los espacios medievales en ruinas, a oscuras y tenebrosos y las naves de las iglesias góticas en penumbras son los ámbitos elegidos para ambientar las leyendas.
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