22/11/14

Lo Fantástico

Lo Fantástico


Definición de Todorov

Una de las posiciones más difundidas es la del crítico estructuralista Tzvetan Todorov y su ensayo Introducción a la literatura fantástica. Siguiendo algunas de las características de la definición de Guy de Maupassant, Todorov profundizó la definición y nombró las dos características que identifican al género fantástico: la vacilación del lector en torno a los fenómenos narrados y, por otro lado, una forma de leer dichos fenómenos que no sea alegórica ni poética.
Con estas condiciones en mente, Todorov opone lo que él llama fantástico puro a otros dos conceptos cercanos:


Lo fantástico ocupa el tiempo de esta incertidumbre; en cuanto se elige una respuesta u otra, se abandona lo fantástico para entrar en un género vecino: lo extraño o lo maravilloso. Lo fantástico es la vacilación que experimenta un ser que sólo conoce las leyes naturales, ante un acontecimiento al parecer sobrenatural. Henry James, autor de Otra vuelta de tuerca.


Lo extraño o insólito es una categoría que agrupa a aquellos relatos en los cuales las causas, aparentemente sobrenaturales e inexplicables por vías racionales terminan por tener una explicación que concuerda con las leyes del mundo conocible como ocurre en el cuento “Los crímenes de la Rue Morgue” de Edgar Allan Poe o en las ficciones góticas de Clara ReeveAnn Radcliffe. Lo maravilloso sería aquello que se ubica en el lado opuesto a lo insólito, siendo aquel conjunto de obras en que la incertidumbre es despejada pero su explicación remite a nuevas leyes que no van de acuerdo a la realidad conocida, lo que ocurre en las obras de Walpole. Así, el estudioso señala que el fantástico propiamente dicho es escaso y abarcaría ejemplos como Otra vuelta de tuerca de Henry James, donde la intriga no es resuelta o Manuscrito encontrado en Zaragoza de Jan Potocki.


Todorov amplió su clasificación diciendo que lo maravilloso corresponde a lo desconocido, lo que está por venir –por lo tanto corresponde al tiempo futuro– y lo extraño a una experiencia previa en la cual se produce la irrupción de lo anormal –por lo tanto corresponde al pasado–. Además, estas dos formas que se hallan a ambos lados del fantástico tienen subdivisiones: la zona de lo insólito que linda con lo fantástico se llama fantástico-insólito.

Allí hay explicaciones racionales a las dudas despertadas por el texto, pero abundan las coincidencias sospechosas; "La caída de la casa Usher" es el ejemplo que Todorov esgrimió para ilustrar este punto. El extremo de esta forma está en lo extraño-puro, donde las explicaciones racionales son perfectamente plausibles como exégesis de incidentes en apariencia sobrenaturales -como ocurre en muchas novelas policiales que coquetean con la idea de un crimen cometido por fuerzas sobrehumanas-. Lo fantástico maravilloso, por otro lado, es lo más cercano al fantástico puro,pero en él se acepta la exégesis irracional tras la duda inicial. En lo maravilloso puro –cuyos límites no están muy bien definidos según el estudioso– los eventos anormales son comunes y no reciben reacción particular por parte de lo personajes o el lector.

Las propuestas de Todorov, no obstante, han recibido algunas críticas y objeciones por su enfoque cerrado. En su prólogo a la Introducción a la literatura fantástica, Elvio Gandolfo escribió acerca de las conclusiones del estudio que

Según una de ellas, lo fantástico propiamente dicho habría durado apenas unas décadas del siglo XIX […] Aplicada al extremo, la definición deja un porcentaje más alto de relatos fuera que los que abarca, y limita demasiado su alcance en el tiempo. Por otra parte la definición de ese tono como “género” le hace tratar sin demasiada definición a géneros indiscutibles como el policial y, sobre todo, la ciencia-ficción, erróneamente considerada casi como una sucursal de lo fantástico.
La crítica de Gandolfo apunta a que Todorov consideró que la irrupción del psicoanálisis liquidó el componente irracional produciendo la muerte del género. Rosemary Jackson también habla de las limitaciones del estudio de su colega pero adujo que Todorov no tuvo en consideración las ventajas del enfoque psicoanalítico para abordar los relatos fantásticos.


Definición de Rosemary Jackson

Rosemary Jackson planteó modificaciones a ciertas fallas del modelo propuesto por Todorov. Para la investigadora, el principal defecto de esa teoría residía en la mezcla de categorías literarias y no literarias ya que, mientras que lo maravilloso y lo fantástico pertenecen a las primeras, lo extraño o insólito no.

En Fanstasy: Literatura y subversión ella propone estudiar el fantasy –término específico que utiliza– no como un género, tal y como lo hizo Todorov, sino como un modo literario. Esta perspectiva permitiría entender cómo el fantasy adopta diferentes “disfraces” en relatos de cortes tan disímiles.


Otras definiciones

La filóloga argentina Ana María Barrenechea cuestionó las limitaciones de la teoría expuesta en la Introducción a la literatura fantástica. Define la literatura fantástica de la siguiente forma: «la que presenta en forma de problemas hechos a-normales, a-naturales o irreales en contraste con hechos reales, normales o naturales». El conflicto que se genera cuando los eventos anormales colisionana contra el orden de la realidad es donde la investigadora pone el acento, sosteniendo que se da una intersección de órdenes (el racional y el irracional). También discutió con Todorov en torno al sentido alegórico, ya que sostuvo el poder de la alegoría para reforzar la el sentido del fantástico, sobre todo en la literatura contemporánea.


La italiana Rosalba Campra define al género en torno a los silencios, comparando en algún punto la relación texto lector con un modelo de comunicación. En un relato, el silencio (término empleado para designar lo que permanece oculto) puede encontrar una resolución o no. Aquellos que permanecen en el territorio de lo enigmático corresponden al fantástico, «un silencio cuya naturaleza y función consisten precisamente en no poder ser llenado».

Pampa Arán comienza por hacer una distinción entre ‘lo fantástico’ “como categoría epistemología” de donde pueden abrevar otros géneros, y ‘el fantástico’. En el primero entrarían las creencias religiosas, fenómenos de ocultismos, folklore, magia, entre otros; y en el segundo a la oposición, en clave literaria, con el realismo.

David Roas considera —en un intento conciliador de posturas—, como una condición indispensable para señalar el carácter fantástico de un texto, la intromisión de lo sobrenatural. Aclara que no todos los textos en los que sucedan hechos sobrenaturales —como podría ser la literatura medieval, los libros de caballerías, las epopeyas griegas, y la ciencia ficción— son fantásticos. Considera que la literatura fantástica es la única que necesita de lo sobrenatural para funcionar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario